Eisenstein en la
Unión Soviética, Murnau o Fritz Lang en Alemania, CT Dreyer en Francia… Ya hemos hablado
del cine europeo de mediados de los años 20. Películas como El Acorazado Potemkin, Nosferatu o La Pasión de Juana de Arco nos demuestran que las corrientes
artísticas como el realismo, el expresionismo o el impresionismo son capaces de crear verdaderas obras de arte en lo
que al cine se refiere.
Pero no fueron las únicas. En 1929, Luís Buñuel traspasó el surrealismo
a la gran pantalla y con su cortometraje Un
Perro Andaluz, creó una combinación de imágenes sin sentido pero que a la
vez traían un espíritu liberador en las que mezclaba lo onírico y lo estético. Salvador Dalí y su vertiente
surrealista fueron colaboradores habituales de Buñuel.
Y sería en 1927 cuando oficialmente llegó el cine sonoro.
El Cantante de Jazz,
de Al Jolson, es considerada
oficialmente como la primera película sonora del cine. En realidad, no hay
demasiado sonido pero, por primera vez, los espectadores podían oír al cantante
desde dentro de la película, y no con una orquesta que acompañaba al film desde
fuera como había sido hasta entonces.
De esta forma, y aunque al principio al cine sonoro no se le
veía demasiadas posibilidades, poco a poco los estudios fueron incorporando
cada vez más sonido en sus películas, lo que hizo que se introdujeran muchos y
grandes cambios en el lenguaje cinematográfico hasta entonces conocido.
Para empezar, se fue abandonando la forma de rodar cine mudo
como si de una obra de teatro se tratase. Los actores tuvieron que empezar a
gesticular menos y hablar con mejor pronunciación, lo que hizo que muchos de
ellos verían como sus carreras naufragaban poco a poco.
De entre ellos, uno de los mejores actores que ha dado el
cine mudo, Buster Keaton, pues ya no
tenía tanta importancia la imagen, sino que se le empezó a dar prioridad a los
diálogos.
Keaton haría
algún que otro cameo más adelante como el de la película El Crepúsculo de los Dioses o Candilejas,
de Chaplin, pero aparte de eso, dejó
el mundo del cine por completo.
Se introduciría entonces el concepto de banda sonora, es
decir, todo aquello que sale de dentro de la película, como la música o los
diálogos.
También se perdió movilidad en cámara y se empezó a utilizar
más de una forma fija, pues ahora ya no tenía tanta importancia la imagen, sino
que se daba prioridad al diálogo.
Uno de los pocos que siguió y supo aprovechar este tirón fue
Charles Chaplin, un genio y un
visionario, pero sobre todo un valiente, pues no dejó nunca de luchar por sus
sueños.
Y es que a los hechos nos remitimos, pues seguiría con el
cine mudo hasta bien entrados los años 30, cuando haría su primera película
sonora.
El cine sonoro coincidió con el crack económico de 1929. En
ese momento la gente lo estaba pasando tan mal que buscaba el cine como una
medida para desconectar de sus problemas.
Esto hizo que se comenzara a hacer cada vez más cine,
creando ya más géneros como podía ser el fantástico,
el musical o el cine negro, además de los ya existentes como comedia o drama.
Se puede decir que la llegada del cine sonoro supuso el
despegue definitivo de Hollywood,
pues se convertiría a partir de entonces en una referencia para actores y
directores.
Como cada mes, desde Lo
Que Faltaba queremos recomendaros un par de películas que dan vida a lo que
os hemos estado contando para que así podáis sentir y entender mejor el mundo
del cine.
Nuestra otra apuesta es para Blackmail
(1929), que fue la película debut de Alfred
Hitchcock y que, aunque originalmente fue rodada como película muda, antes
de su estreno se volvieron a rodar algunas nuevas escenas en las que ya había diálogo, además de efectos de sonido y música.
Esperamos que disfrutéis tanto como nosotros y que nos
sigáis acompañando el mes que viene, pues hablaremos de la creación del sistema
de estudios cinematográficos, además de la llamada época dorada de Hollywood.
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