El Cine Underground, creado por estudiantes, dio un pequeño empujón a las corrientes artísticas y acercó aún más al espectador a la realidad de la calle, donde se mezclaban drogas y el caótico submundo del Rock and Roll.
Además,
en esta década, los mismos directores decidieron crear sus propias productoras,
como es el caso de Amblin de Spielberg, Lucasfilm de George Lucas y
American Zoetrope de Francis Ford Coppola.
Pero
los 80 trajeron un aroma a cine del bueno. Y es que para muchos de nosotros
serían esas películas las que marcarían nuestra infancia.
Así,
películas como Los Cazafantasmas
(1984), Terminator (1984), su
secuela Terminator II (1991) o Los Goonies (1985) dieron un empuje a
una industria que caía en picado.
Y es
que debido a la creación del vídeo y al aumento de los canales televisivos, el
cine empezó a perder interés a un ritmo vertiginoso. Las productoras tuvieron
que buscar otros géneros con más efectos especiales y otro público para poder
avanzar.
Esta
evolución traería grandes películas de grandes directores que supieron
adaptarse al nuevo mundo.
Es el
caso de Coppola, que en 1992 llevó a
la gran pantalla al célebre Bram Stoker y
su novela Drácula, o David Lynch, un viejo conocido del cine
vanguardista, que con su Terciopelo Azul
(1986) tocó techo al crear su primera gran obra maestra.
Pero
también algunos de nuestros grandes directores actuales emergieron en la década
de los 90 con su primera obras.
Tarantino ganó el
Oscar al mejor guion original con Pulp
Fiction (1994), un guion escrito en un apartamento donde no tenía ni
teléfono ni fax. Y es que el ahora
laureado director fue uno más de los
muchos directores noveles rechazados y humillados. Cuando llegó su oportunidad se vengó de todos aquellos que
lo habían infravalorado.
Alien 3 (1992) y Se7en
(1995) dieron a conocer a David Fincher,
un director de publicidad y vídeos musicales, entre ellos el videoclip Love Is Strong, de los Rolling Stones, ganador del Grammy en 1994.
Otras
películas de Fincher en los 90
fueron The Game (1997) y El Club De La Lucha (1999), dos
películas que le harían ser reconocido como uno de los mejores directores de
los últimos años.
Pero Europa también siguió haciendo buen cine.
En Francia, veteranos como Truffaut o Godard se mantuvieron en la élite manteniendo su sello de autor. Detective (1986) y Nouvelle Vague (1990) son dos claros ejemplos.
Italia
siguió contando con Bertolucci que
en la cúspide de su vida rodó la galardonadísima (se llevó los 9 Oscars a los que optaba) El Último Emperador (1987), una película
que cuenta la vida del último emperador de China, Puyi. El film está plagado de grandiosos escenarios, pues es la
primera película de la historia que consiguió los derechos para poder rodar en
el país entonces bajo el comunismo de Mao.
Gran
Bretaña nos dio grandes películas en la década de los 80 y principios de los
90, así como grandes directores.
Derek Jarman con Caravaggio
(1985) o Edward II (1991) y Roland Joffé con World Apart (1993) fueron dos claros exponentes del buen cine
británico y la belleza de sus guiones y su fotografía.
La
transición dotaría a nuestro país de una de las épocas más creativas y abiertas
del cine español.
¡Ay Carmela! (1990) de Carlos Saura es un claro ejemplo del cine reivindicativo que
empezaría a hacerse. Y es que la opresión vivida durante 40 años había dejado
mucho resentimiento y el séptimo arte fue una forma de liberación.
Fernando Trueba dirigiría en 1992 Belle Epoque, segunda película española
ganadora al Oscar a Mejor Película
de Habla No Inglesa tras Volver a Empezar
de José Luis Garci.
Pero sin duda, el gran descubrimiento de los 80 fue Almodóvar, cantante a su vez del grupo Almodóvar & McNamara que con su Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, crearía el universo Almodovariano al que nos tiene acostumbrados
y que más tarde le haría, no sólo ganador de 2 Oscars de la academia, sino también uno de los personajes
españoles más influyentes de la historia.
Esta
vez, y como siempre en cada post del Nacimiento del Cine queremos recomendaros
un par de películas.
En este
caso, os recomendamos El Último Emperador de la que ya os hemos hablado. Pocos comentarios pueden describir la belleza de
la obra de arte de Bertolucci. ¡Mejor
que lo veáis!
La otra
es Uno de los Nuestros (1990), un
clásico del más puro Scorsese que nunca
deja indiferente a nadie. Mafia y Joe
Pesci, la mejor mezcla.
Esperamos
que las disfrutéis tanto como nosotros y hasta la próxima.
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