El
pasado viernes llegó a los cines uno de los estrenos más esperados
del año: el remake live action de 'La Bella y la Bestia',
protagonizado por nuestra queridísima Emma Watson, en el papel de
Bella, y otros actores de renombre como Dan Stevens (Bestia), Luke
Evans (Gastón) e Ian McKellen (Din Don). Quienes nos escuchasteis
ayer en Radio Jove sabéis que le dedicamos un espacio de nuestra
tertulia cinéfila, pero nos quedamos con tantas ganas de contaros
más cosas que pensamos en dedicarle una extensa entrada en nuestro
blog. ¡Y aquí estamos!
A
estas alturas sería extraño que no conociérais este maravilloso
cuento de hadas. Aún así, vamos a contaroslo una vez más: La
historia se centra en una joven campesina llamada Bella que vivió a
finales del siglo XVIII en una pequeña aldea de Francia. Su padre,
un conocido inventor llamado Maurice, se marcha a una feria anual de
inventores con tan mala suerte de perderse, ser atacado por lobos y
acabar refugiándose en un viejo castillo encantado.
El
amo y señor del lugar, un príncipe hechizado con cuerpo de bestia,
lo recluye en una celda a modo de bienvenida. Por supuesto, Bella
corre en su búsqueda con ayuda de Phillip, el corcel de la familia,
que ante lo sucedido corre despavorido hacia casa. A su llegada al
lugar la chica decide intercambiarse por el viejo Maurice para
salvarle la vida, pasando a ser ella la prisionera del monstruo. A
partir de entonces, Bella descubrirá la maldición que afecta al
lugar y sus habitantes y hará todo lo posible por ayudarlos. Además,
con el paso del tiempo se dará cuenta de que bajo el egoísmo de la
bestia hay un gran corazón.
Esta
sinopsis nada tiene que ver con la leyenda original, mucho más
oscura tanto en su desarrollo como en la moraleja final que plantea.
La versión que nos ha llegado a través de Disney surge de la
adaptación que hizo en 1756 Jeanne-Marie Leprince de Beaumont,
basada a su vez en la escrita por Gabrielle-Suzanne Barbot de
Villeneuve 10 años atrás. Aún así, nos encontramos con
grandísimas diferencias; lo que permanece en cualquier caso es el
transfondo crítico a los matrimonios de conveniencia.
Con
respecto al remake de este año, podemos decir contentos/as que sí
se acerca muchísimo a la película original que nos encandiló en la
infancia, tanto en la forma de mostrarnos el desarrollo del cuento
como en el carácter de los personajes, los entornos y la banda
sonora. Sin duda, verla en el cine es una maravillosa forma de volver
atrás en el tiempo y sentirse otra vez pequeño/a.
Ellos sí que saben hypear al público. |
La
historia y los/as protagonistas
Una de las cosas que más nos ha gustado es que Bill Condon y su
equipo se han molestado en introducir nueva información de los
personajes que complica la historia. Así, nos encontramos ahora con
revelaciones del pasado de Bella y de Bestia que nos permiten
encontrar muchas similitudes entre ambos (a pesar de pertenecer a
estratos sociales y lugares distintos). A su vez, también se
descubre nueva información sobre el por qué de la maldición
aplicada al servicio del castillo.
Pero no son estas las mayores sorpresas. Hay tres hechos que
destacan sobre todos los demás: El primero, la relevancia que cobra
LeFou, fiel acompañante de Gastón, al poseer una subtrama en la que
Disney reafirma su homosexualidad y el amor que profesa hacia su
compañero de aventuras. El segundo, la intensificación de la parte
más feminista y desafiante de Bella, que en mucho se relaciona con
la persona que le da vida en pantalla...; y el tercero, la inclusión
de secundarios y extras negros/as para fomentar el respeto entre los
más peques.
La
ambientación
Otro punto a favor de esta nueva versión es que los escenarios en
los que se desarrolla son extraordinariamente parecidos a los
originales, y mucho más bellos. Todo se lo debemos agradecer a Sara
Greenwood, encargada de trasladar los lugares de la película
dibujada a la real. Por otro lado, también se basó en en la
película de Jean Cocteau de 1946 para diseñarlos.
El techo y las torres del castillo encantado es una combinación entre el estilo barroco del palacio de
Vaux-le-Vicomte y la arquitectura renacentista de Chambord. Por si os
apeteciera ir a visitarlos para hacer la comparativa, el primero se
encuentra junto a la ciudad de Maincy y el segundo, en la región del
Loira; en ambos casos, al norte del país galo. Asimismo, los
interiores son una mezcla del estilo de Versailles y la abadía
alemana de Brunau.
Respecto a la aldea, fue creado desde cero por el equipo de la
película, aunque la idea primera fue inspirarse en un lugar real
como Conques o Noyers-sur-Serein. Se necesitaron 2.574 metros
cuadrados para montarlo, por lo que se hizo dentro de un gran set en
Shepperton, en el Reino Unido. Las ambientaciones exteriores fueron
rodadas también en diferentes puntos de este país.
La
banda sonora
¿Y qué decir de las canciones que acompañan a esta preciosa
historia Disney? Para los más nostálgicos, la respuesta es sí: sí
encontraréis todas las canciones del filme animado. Todos ellos
cuentan con sus particularidades, nuevos arreglos que les sientan
como un guante y complementan a la perfección la parte visual. No podía ser de otra forma teniendo en cuenta la
participación de Alan Menken en el proceso creativo.
En cuanto a las novedades, son pocas pero muy
buenas en casi todos los casos. El único fallo que podríamos sacar
estaría en el tema '¿Cómo un instante se hace eterno?', de
Maurice, pues llega al poco de terminar la canción de Bella y es
totalmente prescindible. Al margen de este “error”, lo que nos ha
sorprendido gratamente es el debut de Bestia en solitario ('Esperándola sin más'), transmitiéndonos la pena que siente por la marcha de su amada tras la mítica escena
del baile. No solo acaba de dejar clara la evolución del personaje,
sino que le da una fuerza tremenda a su nueva faceta enamoradiza,
sensible y comprensiva. Os la dejamos aquí abajo... pero cuidadito, que da para lagrimones.
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