David Griffith
innovó en las primeras décadas del cine como nadie había hecho. Creó, entre
otras cosas, los primeros flashbacks, travellings, desenfoques o panorámicas.
Llegó también a utilizar la iluminación con fines dramáticos, algo hasta
entonces nunca visto.
Y entonces nació el Star
System, una forma de construir las películas en torno a los artistas, algo
que hizo que actores y actrices de la talla de Gloria Swanson, Charles
Chaplin o Buster Keaton se
convirtieran en grandes mitos.
El Slapstick se
convirtió en el género más destacado, y es que el cine cómico hacía que la
gente se olvidase de sus propios problemas y acudieran en masa al cine. Mack Senté fue uno de los grandes
directores de la época, además del descubridor de Chaplin o Harold Lloyd.
Y es que en EEUU el cine tuvo un éxito sin precedentes, más
que nada por que llegaban muchos inmigrantes y era una forma de aprender el
idioma.
Nueva York era la principal ciudad cinematográfica, pero
debido a que Edison denunció a los creadores del cinematógrafo, los costes se
encarecieron y algunos directores independientes como Cecil B. de Mille y Mack
Senté decidieron buscar nuevas localizaciones más baratas.
Así, se fijaron en un pequeño pueblo de la costa oeste, Hollywood, donde el clima era soleado y
los recursos más baratos. Hollywoodland,
que así se llamaba antes de que las letras Land cayesen del letrero, se
convertiría para siempre en la Meca del
Cine.
Pero no sólo en EEUU, también en Europa se creó un cine innovador, y es que a causa de la 1ª Guerra Mundial aumentaron los costes de producción, por lo que en algunos países europeos, las películas marcaron el inicio de un gran periodo con una influencia de estilos marcados siempre desde el expresionismo en el caso de Alemania o el realismo, en el caso de los sóviets.
Sería así el caso de Sergéi
Eisenstein, en la antigua Unión Soviética, con El acorazado Potemkin, inventando el montaje de atracciones, que
consistía en la mezcla de imágenes impactantes para provocar una respuesta
emocional en el espectador.
Alemania se basaría en el expresionismo, dando así prioridad
de lo subjetivo a lo real.
Y es que la Bauhaus
en la Alemania de Weimar innovó en fotografía y diseño gráfico desde este
campo.
Pondrían mucho énfasis en la iluminación (sobretodo en el
claroscuro), además, deformaban la realidad.
Un ejemplo es Nosferatu
de Murnau o Metrópolis, de Fritz Lang,
que acabarían creando escuela en el cine estadounidense con su temática.
Un poco más tarde, también Francia tuvo su gran inicio en el cine. En este
caso los autores trabajarían más el impresionismo, apostando así por una puesta
en escena y unas técnicas innovadoras.
CT Dreyer era
danés pero trabajó mucho en el país galo y se convertiría, gracias a La Pasión de Juana de Arco, en uno de
los mejores directores de la historia de Francia, catapultando a Reneé Falconeti a ser nombrada una de
las mejores actrices del cine mudo.
Como cada mes, desde Lo
Que Faltaba queremos recomendaros un par de películas para que entendáis un
poco esta década.
Nuestras recomendaciones, de entre las muchas que haríamos,
son El acorazado Potemkin, de Eisenberg, y El Gabinete del Doctor Galigari, de Robert Wiene.
Ninguna de las películas es estadounidense, y es que de eso
se trata. Creemos que nuestro cine ha sido discriminado siempre por el gigante
de Hollywood, y visionar por donde
empezaron es una buena forma de entender todo lo maravilloso que tiene el cine
europeo.
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